dimarts, 28 d’octubre del 2014

Porqués.

Supongo que me repetiría si dijera que me toca empezar por el principio, y pues como no quiero ser cansina diré que esto,

son porqués. 





Quizás en mi interior, en un rincón oscuro, de esos a los que nadie le da importancia, lleno de sentimientos violetas se mezclaba junto con ansias el haberte visto. Te juro que mi yo no podía borrar su sonrisa, y es que 'qué mejor manera de empezar un noviembre?' pensó la yo de hace un año. 

Por tu cara de sorpresa, por tu sonrisa con encanto, por tu manera de mirar, y por tu manera de hablar. 

Viví, viviste, sin mi, sin tigo. Yo sabía de ti, tu ignorabas el yo. Suele pasar; se le llama platónico y es adjetivo. 

adjetivo


[sentimiento] Que es desinteresado, puro y tan idealizado que es difícil o 

imposible que tenga consecuencias 

reales.

"siente un amor platónico por él y se conforma con acordarse de su sonrisa de vez en cuando."

Ni sabía que hacías, ni sabía dónde estabas, ni siquiera recordaba el color de tus ojos, ni siquiera mentía acerca de ti, ni siquiera imaginaba que algún día diría que eres mío, ni siquiera imaginaba que algún día te tendría. 

Por tus abrazos, por tu brazo izquierdo, por tu mano con la mía, por tu pupila en mi pupila, por los espejos en el suelo, por los cigarros compartidos. 

Y la persona impulsiva de yo un día decidió dirigirte la palabra, decidió comerse el orgullo.. mejor dicho, tu desconocimiento acerca de mi, y hablarte. Y ver que hasta las películas, y hasta los libros y hasta alguna música nos quieren, que hasta el viajar y el soñar, que hasta píxeles nos aman, que hasta cosas raras nos unen,

se han convertido en más porqués. 

Barcelona a tu lado es más bonita, y eso difícil es, porque la perfección no es superable. Se supone que tus labios en los míos hacen bien, y se supone que en nuestras venas circuló zumo de fresa o coco. Que el séptimo de rayuela escrito por Cortázar le da al blanco y lo convierte en naranja, como mis almohadas, como tu sombrero aquél día. 

Y es que tus te quiero a menudo, y mis te echo de menos hacen de mi vida un caos precioso, y tus suspiros al dormir, y mi yo pequeño e interior gritando '¡quiero ser esa almohada!' hacen más fácil el explicarte porqué. 

No hay más, te quiero. ¡Te amo! (aunque no me guste el verbo amar) t'estimo, y en todos los idiomas. Te quiero a besos, a abrazos, a distancia, durante la noche durante el día, y ya lo sabes y nunca lo decía, pero no sé qué me has hecho, chico, que me revolucionaste, convirtiendo mis partes negras en un rosa oscuro bonito. 

Hay mil millones más de por qués, pero mejor me los guardo. 

Por todos los besos que nos quedan, por los abrazos, por las noches, por los días, por tus suspiros, por mis quejas, por tus cosquillas en mi, y por tus enfados tontos, por nuestros días, por nuestros meses, por querer soñar, por todo. 





Los demás, no os lo toméis como algo personal, esto es algo entre él y yo.

dimarts, 30 de setembre del 2014

El café antes de tus labios.

'Dime un número que contaremos paradas de tren' decidiste. 
'Lo siento pero yo ya no puedo con esto' la cagué. 


Nunca es demasiado tarde para volver a amar, me dijeron. Soy yo la que ha añadido el 'para volver'. Me pareció más bonito saber que se trataba de una segunda oportunidad que no de un comienzo improvisado. 
El peor error sin duda alguna fue decirte mis trece canciones favoritas, y que las hicieras tuyas; que sus letras me recuerden tu mirada, y que mis manos echen de menos las tuyas. La peor tortura es la de soñar con tu espalda y tus 'solo así podría dormir a gusto'. 

Mentira.

Lo peor es verte cada día y tener que sonreír. Y lo pienso y no encuentro ni un por qué, ni una razón, ni una explicación, simplemente un impulso, una espontánea rendición. Estoy harta de entre buscar en mis entrañas y que los recuerdos se claven aún más en la coraza de vidrio de mi corazón. '¡Vayamos a marte! Que nuestro gato de la suerte es negro.' 
Algún día te contaré las pecas, susurraste; y el algún día nunca existió. 
Siento la necesidad de decirte que con el pelo sin cortar estás más guapo y que el café antes de tus labios sabe mejor que después. Y no sé. Que sentía la necesidad de escribir sobre ti, y que vivo con la esperanza de que dejes de soltar todo lo que piensas. Que lo repienses antes de disparar. Que los tiros duelen más si son a flores y directos que no suaves e indirectos. Advertencia. 

Te aviso. 

No sé que hago con mi vida, pero a veces me cuesta seguir y pienso en recaer. Me gustaba volver a las tres de la madrugada a casa, acompañada de tu mano y con tu sudadera puesta. 
Las perchas. Siguen aquí. 
Dato que no importa.
Prosigo.
Es difícil hasta para mi ordenarme, supongo que es difícil para los demás entenderme. Y más cuando ni siquiera me conoces. No te culpo. Sí me culpo. Intento no castigarme porque te lo prometí, pero que deshacer camas era fácil contigo al lado, deshacerme a mi misma me es tan fácil que lo hago con los ojos cerrados y llorando. 

Verdad. 

Que te quiero también lo es, que existe esta segunda oportunidad aún no lo sé.

dijous, 18 de setembre del 2014

khaos.

He olvidado como escribir, sobre quién escribir, bajo tuyo vivir, cuando escribir, dónde sentir.
Ahora confundo el dolor de cabeza con el dolor que me provocas, y el cosquilleo del estómago con el picor de mi nariz.
Saludo a quien quiere evitarme y echo de mi vida a quien desea quedarse. Fallo técnico.
Mi caos personalizado, lo tuneé con tu color favorito, para que se hiciera más ameno el apuntar tus faltas de asistencia.
Demasiados puntos negativos tenía nuestra relación como para poder aprobarla. Y eso de dibujar a todas horas y dejar volar lo que pasa por mi cabeza me afecta y afecta a mis líneas y a mis letras. Se nota. Se siente.
Sigues ahí a pesar de compararme y es que no siempre se puede ser original. A veces se me olvida y me vuelvo copia de la que era antes.
Ya no sé ni que digo. Solamente sé que yo me entiendo y que no quiero opiniones sobre algo que no vale la pena ni que le presten atención.
Probablemente acabará eliminado. Pero bué,

un sin sentido somos.

Te aviso.

diumenge, 29 de juny del 2014

Eran gasolina.







Y él observaba la nada
y su café quemaba,
mientras ella le amaba
por debajo aquella mesa
con tanto anhelo que,
con tan solo un suspiro,
seguro que enfriaba el café.

Que ya sabían que olían a gasolina, pero que el amor era como el agua, y que ambas cosas no eran solubles. Prometieron demasiadas cosas antes de que se necesitaran el uno al otro, cosas ya imposibles, cosas que ya carecían de sentido.
Y eran, ellos dos, como dos polos positivos de un imán. Les consumía una relación amor-odio de lo más frustrante. Se querían, se deseaban, se anhelaban, y justo segundos después se querían a matar, se querían a tiros, se mataban a flores. 
'Cosas de la vida' decía y predecía, que tenían y siguen teniendo mil maneras y mil angulos y planos de ser vistas. 
Y que ni Venecia olía tan mal como sus miradas lo hacían. Se olía sofre, se olía (s)odio, estupideces de estúpidos enamorados y frases entre comillas que algún día ebrios pronunciarían. 
Eran como la cabeza y el culo del mundo, el norte y el sur, tan iguales, tan "solo quiero mantenerme entero". 
Tan "todos los demás hacen que me deshaga poco a poco", que si hasta cerrabas los ojos y lo veías todo negro, sabías que eran demasiado iguales como para estar juntos. Tan iguales y distintos que acabarían siendo distantes e inigualables.

Palabras escritas en un pasado viaje a Venecia. Palabras de un pasado que por casualidad y desgracia alguna son mi presente. Y no. No jugaba a adivinar el futuro, pero M, te echo de menos.

dimecres, 18 de juny del 2014

Tu cigarro de liar.

Empecemos con decisiones. 

Decido las cosas por mi capacidad de escribir. Cuando algo no puede ser escrito es que no vale la pena o que he errado. Y solo quería dejar constancia en esta página que quedará en el olvido de su sonrisa escudo y mis 'no sé' constantes, de mis yo soñando que pasa horas escuchando su voz y sus pensamientos paranoicos, que 'las cosas son así, y no porque caigas van a cambiar'. Que despierto imaginando que soy el cigarro de liar que se fuma cuando estoy cerca, pero que no debo decir ni nombrar que si no se siente mal. Seguiría nombrando las mil y una patadas que mi corazón da a mi coraza pero eso ya es obvio. Solo hace falta ver mi cara de tonta dramática mientras pienso en lo que escribo, en lo que me dice y en lo que me diría y escribiría si fuera poeta.
Me pregunto en ocasiones si tan solo se trata de una obsesión, de si realmente no me desea y anhela tanto como a su cigarro de liar. 
Que la noche será nuestra algún día y que nuestro Ford Mustang verde botella el mejor lugar para gemir es de lo más obvio, lo que no tengo tan claro es si realmente el tiempo tanto nos querrá como para hacernos llegar a tan larga edad. 
'Un drogata y una suicida' me dijiste, 'lo nuestro sería un buen drama.' reíste. 
Y sí, pero no. No lo sería, lo es. 
Es que seremos capaces de llenar peces globos de verdades y confesiones. Que antes que el amor va la confianza y si una cosa se pierde la otra se va. Es ley de vida, igual que tu rompes caras por mi y yo me siento inútil por solo saber nada más que derramar lágrimas por ti.
Sigo pensando que un testamento mural no es más que un garbato con sentimientos. Una fecha e iniciales. Poco más a parte de tinta. Mejor dejémonos la piel o dejémonos en la piel todo lo que queramos decirnos, pero con intensidad media, que para dañarnos ya existe el variado aleatorio que con cada pieza nos perfora con un tiro.
Y maldita canción la que tu me ofreciste, la que tu me tocaste, la que tu me miraste, la que tu me enviaste, la que tu me introdujiste, la que tu me perforaste, la que tu hiciste nuestra. Un rock n' roll en una terraza llena de humo y tensión sexual. 
Poco más. 
Mucho menos.

dimecres, 30 d’abril del 2014

Nada. No he dicho nada.

Debería, quizás abandonar las historias tristes y rosas. Hablar de pasados, y dejarme de imposibles. Dejar mi mente sin su dosis de ti y tu risa, y llenarla mediante mis oídos de revoluciones y rock n' roll.
Debo admitir que no eramos más que cigarrillos de segunda mano, manchados de carmín y fumados por tristeza, hoy en día consumidos y más deshechos que pisados. Y que la idea sigue sin disgustarme, pero tampoco me enamora. No como lo logró esa mirada sincera, contrastando con Barcelona, tan cerrada y llena de secretos.
Quizás algún día te des cuenta que no se trata de merecerme o no, (ya que de hecho, todos merecen a alguien mejor), sino que se trata de aliviar el dolor de ser tu mismo. Da igual como.
Quizás bailando swing, quizás follando rock, quizás sonríendo twist o quién sabe si soñando bals. El caso es olvidar, aliviar, disminuir, evaporar, diluir, fusionar el dolor con los sentimientos que tu cocinabas antes en mi.
Ácido limón y tus comentarios espontáneos. Dulce caramelo o tus labios nocturnos. Amargo café o tu humor por la mañana. Salado y azul junto a tus lágrimas caídas.
No sé ni quiero saber qué ocurrió. Ni siquiera viviendo en primera me di cuenta de que el tiempo nos erosionaba como agua y piedra y río y frío.
Ofrecía mis manos para hacerte olvidar, mientras tus labios besaban cigarros que bah, ni sentían ni herían (que en realidad sí). Aunque me gusta pensar que no es necesario todo este festival de te quieros falsos y confianza verdadera. Podríamos simplemente ser. Tu y yo. Sin adjetivos ni verbos con función sustantiva. ¿No te parece?
No, a mi tampoco.
Quizás deberíamos seguir respirando caladas de humo nocturnas de esas que no solo aprecian los gatos. Sí. Quizás no deberíamos cambiar nada. Ni siquiera nuestros comentarios literarios sobre obras de arte de hispanoamericanos de nacionalidad francesa. Es que ni los cafés con una y media de azúcar deberían cambiar. Todo igual. Todo sigue igual.


Haremos como si no he dicho nada. Como si mis palabras fueran silencio y el silencio lo dijera todo. (aunque esto no suela pasar.)




















dilluns, 21 d’abril del 2014

Lluvia de gatos.

La noche era suya. Su amiga. Su compañera de sueños, su amante de aventuras, su enemiga de promesas, su mujer de dolor.
Compañera de vida oscura que conjunta con el humo de su cigarro.
Demasiada poca trayectoria para tanta tristeza. Sonrisa sarcástica bajo una coraza débil.
Fe en la mala suerte y en los gatos negros. Enamorado de la lluvia y quizás de alguien más. De pocas palabras y demasiado que decir.





Esperaba sentado a que algo interesante pasara con su vida, lo que no sabía era que él ya lo era.
De cine en cine, fila 13 asiento 3. Veinticuatro fotogramas por segundo y una calada cada cuatro. Andaba por la vida con las manos en los bolsillos sintiéndose y queriendo a los años ochenta. Con rock n' roll de fondo, y batidos a 5$. Deseando fotografiar bellas ciudades en blanco y negro que encantadas posarían delante de su fijo objetivo. Llenando libretas de sus mierdas a lápiz, mierdas que hacen de este mundo un sitio mucho mejor.
Personas como él faltan en este mundo. O no. No sé. Quizás mejor dejamos que sea único y que continúe encantando a la gente. Dejamos que sea él de las pocas personas interesantes que he encontrado en este mundo, por muchas veces que no sepa de que hablar, por muchas veces que conteste con monosilabos. Tampoco puedo escribir mucho sobre él. Solo para que os hagáis una idea de que personas geniales no faltan, pero sí están lejos.



















dimecres, 26 de març del 2014

Noche y ella.

                

Y andaba por la calle, inspirando aire que otros espiraban. Con la mirada perdida y la mente en otra parte. Se apreciaba el aire chocando con sus mechones. La piel blanca que vestía contrastaba con la noche iluminada solamente por el punto rojo de su cigarro en cada calada.
No más, ella y la noche. Quizás algún gato invisible, quizás algún pájaro perdido.
Un gran hueco deshabitado vivía en su pecho izquierdo, invadiendo su persona de frío y hielo rojo que corría por sus venas como tus dedos corrieron por sus caderas aquél día.
Y allí sentada, como una estatua, contemplaba la noche como si realmente pudiera verla. Como si se tratara de alguien a quien pudiera abrazar. Quería dormir en ella, (que no con ella) y hacerla suya. Vivir en ella, bailarla, escucharla, saborearla. La noche.
Segundo cigarrillo y otra de recuerdos para la señorita. Que no, que le era imposible no recordar tu sonrisa matutina y tus suspiros veraniegos. Que no tenía corazón pero sí tenía mente, y por desgracia, que no suerte, los detalles eran lo suyo. Que con la noche junto a ella, recordó tu brazo con escalofríos, recordó con ternura tus dedos por su cuello. Y una hilera de lágrimas cayó como si ella fuera cascada.
Y el segundo se consumía, enpequeñecía por segundos al mismo compás que su ego. Ego que se comió todos los te quiero, no te vayas que aguantaba al contemplar tu espalda en aquella húmeda estación.
Y benditas o malditas noches de verano las que os echabais los dos. Con más alcohol que sangre y hielo en las venas, los dos os convertíais en sustancias solubles; básicamente la mezcla perfecta.
Y ahora está allí intentando, que no logrando, lo mismo con la noche.
Quiere que te quede claro que tu iluminabas su oscuridad, que contigo salía lo mejor de ella, y cuando te fuiste lo parte mala reprimida se revolucionó. Revoluciones interiores. Eso era ella. Monólogos nocturnos. Lágrimas tercas. Y manos temblando.
Era frío. Puro frío.

Y ahora, que no es nada. Que sigue igual y todo le es indiferente, espera a ese alguien (que obviamente no eres tu), espera ser salvada, volver a su día y noche, no estancarse solamente en una de las dos mitades que la completan y la hacen más persona.

dimarts, 25 de febrer del 2014

Querer a.






Y ella estaba allí, mirando por la ventana desde el asiento del medio, con su perfil contrastando con la luz peculiar del sol a aquellas horas.
Volando a kilómetros de la tierra o a centímetros del cielo. Eso nunca se sabrá.
Tenía ganas de su boca, de sus manos, de su piel, de sus suspiros, vete tu a saber de qué más.
Y joder, dos años esperando para finalmente encontrar a alguien que valiera la pena. Y escapandose de su peor pesadilla para pasar la mejor semana de su vida a su lado. Renta, claro que lo hace.

                                                                          * * *

Y de repente la besó. Vete tu a saber porque. Quizás por apetito, quizás porque moría, quizás por las ganas que lo mataban. Su profesor particular de por qués y sus tildes.
Y la luz que ya no existía o se había vuelto negra. Negra como la mirada de ella al mirarlo fijamente. De eso que no sabes qué piensa, qué realmente observa ni qué realmente respira.
Su criatura favorita, qué más da si no pertenecía a aquél planeta, habían aprendido a quererse y aceptarse, o al revés o boca abajo. Y eran diferentes, tan diferentes al resto que actuaban por poemas de Cortázar.

Y ahora practiquemos el séptimo capítulo. ¡Juguemos al cíclope! - dijo ella emocionada.

Y así acabaron, entre poemas y sábanas, entre carmín y olor a tabaco, entre sonrisas expuestas y lágrimas escondidas, entre extremidades y abrazos. Y qué mejor manera de estudiar la anatomía humana, que recorriendo con la boca la piel de tu humano favorito.

                                                                       * * *
Y el sol salió. Su vida era eso. Levantarse, resistir, avergonzarse, apagarse, esconderse y de nuevo todo, y así viendo mil vidas más, sin nunca acabar de morir, sin nunca acabar de fundirse.
Pero no la vida del sol, si no la de ella. El sol a su diferencia siempre lucía fuerte, siempre lucía igual. Ni altos ni bajos, ni más ni menos.
Y sus ojos, bonitamente cerrados debieron abrirse por culpa del señor sol, y que pesado podía llegar a ser.
Y le vio, allí a su lado, casi sin respirar, y ojalá poder inmortalizar aquél momento. Su belleza, la que él siempre negaba, se apreciaba en cualquier medida, en cualquier estado, desde cualquier ángulo, en cualquier hora. Y le quería, le quería demasiado como para encontrar palabras o alguna explicación.
Frustración era su segundo nombre, ya que apellido le quedaba demasiado lejos. Nunca encointraba las letras exactas para juntarlas y que cobrasen el sentido que ella quería. No explicaban lo que le quería, como le queria, no sabía explicar que siempre lo quería, no sabía contar que en todos los sitios le deseaba.
Frustración era su segundo nombre, pero pronto sería sustituido por Rota. Le quedaba bien. Siempre le quedaba bien después de querer. Querer era lo que peor sabía hacer, y lo que más le gustaba. Sobretodo si seguí a del a.

 Querer a.

Quererlo a él. 

Este debería de ser su nombre. Nada la definía mejor (por desgracia.)

dimecres, 5 de febrer del 2014

No-normas.



Podríamos hablar de no-normas, de esas cuatro palabrerías escritas en un papel, a veces con suerte en un cartel, que te incitan a hacer exactamente lo contrario a lo que dicen.
'Que no toque, dice' que como buena rebelde con causa, que como buena admiradora de James Dean, digo y desdigo que tocaré y retocaré con todas las partes del cuerpo dicho objeto in-tocable casi in-visible.
Es como que me digan que no te quiera. Para decirme eso que hablen de imposibles, que es menos de lo mismo. Es como susurrarme lentamente al oído que no grite mientras lo hago. Lo mismo que decirle a una niña de cinco años con faldas exageradamente ligeras que no gire, al ver que siente el aire entre sus extremidades inferiores y al ver su falda hincharse como si de una amapola invertida se tratara.
Intentar que alguien cumpla las normas es de tontos, tan inútil como lo que aprendo sentada siete horas diarias, tan menos útil como lo que he aprendido yo sola viviendo.
Dile tu a una niña triste que no arranque la rosa marchita. Dímelo a mi, que haré como quién oye el viento. Que haré como quién ve el oxigeno. Que haré como quién nota la sangre. Que haré como quién entiende el chiste a la primera.
Es como suplicarme que no sueñe imposibles, que me des-enamoré de él, que deje de mirar nuestra película que deje de escuchar nuestras canciones.
Al igual que pedirle a la tierra que se allane, lo mismo que pedirle al mar que se vaporice.
¡Pedís imposibles a personas que a la de no ya dicen sí, y a la de sí ya lo niegan todo y más!
¡Hagamos de su piel pura poesía, y de sus ojos arte puro!
¡Pidamos al cigarro consumido que se re-construya otra vez!
¡Roguemos al vapor de agua que en agua húmeda se convierta de nuevo!

Estupideces y demás, pérdidas de tiempo en advertencias que serán destrozadas, pisadas, y menospreciadas, hasta puede que por el mismo que las ha creado en otro sitio.

dissabte, 1 de febrer del 2014

Anatomíamorosa.

Que sepa el mundo que estoy perdida, pero que no sepa dónde. 
En lugares escondidos vete a saber tu dónde. En lugares conocidos por la mayoría de la hipócrita población. 
Quizás esté en la comisura de tus labios, o colgando de tu uña corazón. 
Puede que esté memorizando cada uno de tus lunares para luego no perderme por aquellos lugares. 
O quién sabe si estoy saltando en tu barriga y esos saltos son las mariposas que crees sentir. 
Investigando entre tus pestañas, o quizás diferenciando colorantes en tu iris. 
A lo mejor estoy en tus oídos susurrándote a las ocho de la mañana lo mucho que te quiero y te desquiero. 
Explicándote que del amor al odio hay un paso y yo soy este jodido paso. 
El paso de un segundo, el paso que nos jodió. La pisada que nos maldijo, la maldición que nos condujo a esta relación; nominada por su destreza en cagarla mil veces por segundo. 
Le dije a tu corazón que me quisiera o él me dijo a mi que me querías, no me acuerdo precisamente de la conversación; ya que me puse a saltar como la loca que soy, como la loca que conoces. 
También dí vueltas por la palma de tu manos hasta que la cerraste por culpa del cosquilleo. 
No me hiciste daño, fue una fuerte caricia. Una caricia que dejó marca. Me dejó unas pequeñas marcas en la muñeca, y unas cuantas lágrimas en el mentón. Nada que destacar. 
Vi con tus pupilas nuestra película hasta después del silencio que se formó entre nuestras dos personas.
Ellas me dijeron que me echabas de menos, no me las creí. Nunca he creído en lo que los ojos ven. Sin embargo siempre he creído en ti. 
Y esos 'que te quiero' dichos a primera mano junto a un auricular, sus perfectos decibelios fueron orgasmo para mis oídos, lágrimas para mis ojos y sonrisa para mis labios. 
Ojalá haber sentido tus abrazos, y tus besos por mis pecas. 
Ojalá haber visto la ópera y ojalá no haber renunciado a todo.  
Nunca entenderé el porqué de ese 'quiero vivir en un mundo humano', como si todos mis sentimientos fueran fantasía y los tuyos fueran puro miedo. 
Juro que puedo hablar con tu piel de todo lo que me plazca, juro que puedo convencer a tu alma de bailar un vals. 
'Prometo no dejar de querer tu persona, prometo de no dejar de quererte a ti.' 
Sueño que aún sigo en tu uña corazón, sueño que aún ando por la comisura de tus labios. Imagino que aún hablo con tus pupilas y que tu corazón aún me cuenta lo mucho que me quiere. 

Y mi corazón mientras tanto va deseando que no fueran mentiras, mis ojos que fuera todo verdad, y mis oídos que las palabras que tragó no fueran en vano. Mi boca reza para que los 'te quiero' que pronunció aún permanezcan marcados a fuego en tu pecho izquierdo, dónde algún día mi pelo debía reposar. Y mis manos aún anhelan las tuyas al bailar, al pensar, al escribir, al tocar, al respirar, al vivir. 

divendres, 24 de gener del 2014

Lucía como las rosas.






Querer a alguien más que al cine y a las flores es algo extremista para mi. Nunca pensé que desearía comerme el mundo solamente por abrazar a alguien, y menos que ese alguien se convirtiera en alguien tan especial. 
Imaginar que muevo mares, océanos, continentes, mundos, constelaciones, galaxias y demás cantidades de materia y no materia enorme, me hace llegar a la conclusión de que si deseo algo lo tendré. 
Y no puedo desear nada más. 
Ella es tan genial, tan brillante y tan extraodinaria que nunca me imaginé que encontraría a alguien con quien confiar plenamente como lo hago con ella. Nunca soñé con tener a alguien que me explicara las mismas estupideces que yo, con mis mismos gustos y aún menos que me entendiera. 
Sí. ¡He encontrado a mi tercera persona favorita! Los dos primeros me salvaron la vida, ella la ha arreglado. 

Lucía y se apagó. 
Lucía como las rosas que tanto adoro, las pochas, las marchitas, pero tan bellas y geniales. 
Lucía como una película ante mis ojos. 
Lucía como el café de aquél lunes 23. 
Lucía como aquél rojo 107.
Lucía a base de colores, lágrimas interiores, canciones que hablaban de dragones y dolor, magia a tres amigos y salvavidas de pelo rosa. 
Lucía y el sol era una simple bombilla a su lado. 
Lucía y se fundió. 

dijous, 23 de gener del 2014

El rojo 107.

Hablando de canciones, como quién dice que habla de vidas.
Viviendo a idas, vueltas, giros a grados y subidas con montañas rusas, o montañas rusas con bajadas.
Deseando labios que no están a mi disposición, y  abrazos a domicilio.
Creando camas deshechas y amor hecho.
Respirando aire frío y caricias calientes.
Fumando cigarrillos con mis marcas de carmín.
Suspirando de madrugada con el sol a tantos kilómetros como tu estabas.
Tragando con los ojos películas que a fuego y lágrimas quedarían mejor en nuestros corazones.
Pintando sueños de futuro, ya que planes no son.
Echando en falta palabras que en boca de otro serían barbaridades.
Anhelando que las cuentas atrás se llenen de ceros.
Ceros que si tuvieran una unidad de medida pequeña detrás, serían más deseados.
Durmiendo insomnios que fuero creados por tu persona y asesinados por tus dedos en mi piel.
Andando sola a contrarreloj, aquello que dijimos que ligados por nuestros dedos memorizaríamos bajo las lágrimas del cielo.
Volando muerta lugares dichos alguna tarde.
Llorando rota dichos verbos, promesas, palabras, te quieros e hipérboles que tan solo salieron de nuestras bocas para disiparse en un aire que no volveríamos a respirar.

Mi vida se basa en eso, y en pintar mis labios del rojo que dijiste que me definía.
 Un rojo, 107.
Como el de la sangre, la roja pocha que tanto adoro o el de tu marca en mi cuello.
(Aunque cambiaré el "Un rojo" por "El rojo" para que sea especial y no indefinido.)

dimecres, 22 de gener del 2014

Mi peor miedo hecho realidad.

Ataques de pánico, llantos, suspiros, maldiciones, insultos, odio. 
Todo esto me ha ocurrido siempre que he rozado mi peor miedo, el quedarme y/o estar sola.
Creo que nunca ha habido nada que me de más miedo. Creo que es la única cosa a la que de verdad temo.
De pequeña solía ser una horrible persons, con sentimientos pero igualmente horrible. Me cae fatal mi yo del pasado.
Siemore he tenido dos grupos de amigas, con los que aún mantengo contacto, el caso es que nunca les he contado nada. Nunca les he cointado mis preocupaciones, mis miedos o mis ilusiones. Siento que nadie en este jodido mundo me entiende. 
Llegó un punto en el que los problemas tomaron el papel protagonista en  mi vida, me hice twitter. Bueno, reabrí el twitter que me hice en la época de: Oh, sí. Tengo una cuenta en todas las redes sociales.
Puedo decir que ha habido personas apoyándome cuando lo he pasado mal. Puedo decir que siempre ha habido alguien en algún que otro momento puntual. Claro, siempre hay los típicos que te dicen, oh si te ocurre algo ya sabes.
No. No iré a contarle mis mierdas a un desconocido, no.
He llegado a la conclusión que en tida mi vida he confiado plenamente en dos personas. Y ya no lo hago.
He llegado a la conclusión de que estoy sola en este jodido mundo lleno de personas.
He llegado a la conclusión de que en vez de cumplir mis sueños, he hecho realidad mi peor miedo. Y sin darme cuenta. Simplemente con el paso del tiempo.
Y no, no escribo esto para complacer a x personas que se dignan a leerme, lo hago porque no tengo a quién contarselo. Eso es todo. 
Ahora, evitaréis anónimos en ask, y menciones inútiles que no cambiaran nada. 
Aunque muchas gracias por hacerme sentir leída.

divendres, 3 de gener del 2014

Fake plastic friends.


Hay días en los que todo es gris, frío y lluvioso. Sí, esos días que me encantan, esos días en los que contemplo el frío. En los que el frío huele a madera, a hojas mojadas y a asfalto húmedo. 

Días en los que te das cuenta de que; ¡oh! no tienes a nadie excepto a dos personas.
Días en los que te das cuenta de lo mucho que has cambiado. 

Y es que, que te vengan personas, que antes, por error alguno etiquetabas como amigos, y te digan que ya no les gustas, que ya no gustas como persona, que todo lo que dices es porqué buscas compasión, que utilizas la humildad propia, que todo lo que dices es para dar pena; es sinceramente triste. 

Me considero una persona difícil. 
Difícil, de comprender, difícil de querer, difícil de apreciar y difícil de odiar. No acostumbro a confiar en la gente y este último año las he pasado putas. Creo que nunca había crecido tanto, creo que nunca antes había aprendido tanto conmigo misma. 
He aprendido a no confiar, a no etiquetar, a no ilusionarme (cosa que aún debo trabajar), a no desconfiar tampoco, a hacer lo que me gusta y a decir lo que quiero, cuando quiero y cómo quiero. 
No creo que sea un defecto eso. No creo que ser sincera con una misma sea un defecto. Si lo es tener la autoestima baja. 
No, no, no. Rectifico. Es una desgracia tener la autoestima baja, y lo es más no tener autoestima. Sí, joder. Juro que no lo hago a propósito. Juro que todo lo que digo, hago y pienso triste no lo hago a propósito. No lo hago con ninguna finalidad, no lo hago con ningún objetivo que no sea el de comprenderme a mi misma. 

¿Cómo me van a entender los demás si ni yo logro entenderme? ¿Y cómo logro entenderme si no puedo explicarme yo misma las cosas?

Mentiras, ilusiones, decepciones, idas, vueltas, idas otra vez, quedadas, abrazos, consejos, inútiles, útiles, personas, no personas, amigos, falsos, verdaderos, de plástico, de carne y hueso. 

Joder, como me ha jodido el tiempo. Predecimos el futuro para que no nos pille desprevenidos. 

Me siento incormprendida, rodeada de amigos de plástico falso, o amigos falsos de plástico, o plástico de amigos falsos. 

Yo qué sé. El caso es que la combinación de amigos, falsos y plástico no es buena. 
De buena solo tiene la canción de Radiohead (aunque esa hable de árboles en vez de amigos.)

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