dimarts, 31 de desembre del 2013

Último día del año y.

Pues a mi, sinceramente, que el último día del año llegue alguien anónimo que fijo que es jodidamente genial y me regale un ensayo hecho pensando en mi, pues... me hace acabar el 2013 entre lágrimas de emoción y enamoramiento entre líneas. 

Ensayo a unos labios de limón. 

La luz tenue del atardecer le ilumina media cara. Los árboles bailan al ritmo del viento y se oye la música del río de lejos. Ella sonríe, mirándolo todo y contándome alocados planes de futuro juntos. Mi mirada perfila su cara, su nariz puntiaguda, sus ojos oscuros y reflexivos, su melena agitada por la brisa. Ella habla y gesticula muy emocionada por todo lo que cuenta, se levanta y me enseña unos pasos nuevos de baile, me hace una reverencia al terminar y no puedo evitar reírme un poco. La fotografío mientras da vueltas debajo del sauce. Se va. Vuelve con su sonrisa pícara y un ramo de flores en la mano. Se estira a mi lado y miramos las nubes rojas que se mueven deprisa. Yo la miro. Podría estar horas así, sintiendo el cálido contacto de su mano en mi brazo, oyendo los acordes de sus ojos y las harmonías de su pelo, mirando las nubes.
Ella a lápiz, ella a acuarela, ella a palabras, ella a versos, ella a acordes. Y me vienen a la cabeza las últimas líneas que escribí para ella, y como encajan con el ahora y aquí:
“Color dorado, luz de tarde de primavera. Tarde de árboles que bailan al ritmo del viento. Tarde de ríos corriendo sin prisa, de pájaros que entonan melodías. De ti como respuesta. De ti como todo; como sol, como cielo azul, como buen tiempo. Como sonrisa, como emoción. Como otra sonrisa, una de curiosa. O desafiante, insinuadora. Como mirada profunda y observadora. O simplemente, sincera. Solo esta última me confunde. Color miel; color de magia; color de vida. Color de ti.”

F.

dimecres, 18 de desembre del 2013

¿Qué hacer?

¿Qué hacer cuando no sabes qué hacer?

Creo que por primera vez en mi vida no sé hacia dónde avanzar. No sé hacia dónde mirar, qué pensar, con quién confiar, a quien tengo y a quién no, quién me quiere y quien me odia, y de que modo lo hacen. No lo sé. 
Por primera vez en mi vida me siento perdida. Más perdida que Nemo en una pecera, más perdida que Alicia en su país de maravillas o más perdida que Mia Wallace colocada. 
No tengo ni idea. No sé que hacer para sentirme realizada. No sé que hacer para sentirme como hace unas semanas. Sentía que podía con todo. Que todo salía bien. Que todo iba hacia su correcta dirección. 
Desmentiste mis dogmas y me dejaste tirada. 
De veras lo siento si te he hundido más aún. A veces no pienso, otras lo hago demasiado. A veces lloro y otras me lo guardo. A veces siento y otras también. 
Sola. Jodidamente sola me siento yo ahora mismo. Estoy delante de una pantalla pendiente de una persona que, o me quiere, o no me quiere o yo qué sé. ¿Y sabéis? Me importa tan poco si no me quiere, tan poco, que aunque fuera verdad seguiría aquí. 
Me mato a base de todas las canciones que me ha pasado, me mato a base de flores, me mato a base de sueños, me mato a base de esperanzas imaginarias o a base de esperanzas inexistentes. 
Me siento en el tren e imagino que voy a verte, cuando en realidad voy simplemente a fingir una sonrisa. 
¡Y joder qué tortura lo de vivir a base de 'no sé'! ¡Y qué martirio lo de solamente saber que le quiero!
Tengo 15 años. 15 putos años. Estoy escribiendo esto. Escuchando Coldplay y evitando mis sollozos. Esperando una respuesta a una pregunta que ya sé. Esperando a ver su sonrisa. Esperando a no ser triste. No a ser feliz, no. Simplemente a no ser triste. Solo quiero eso. 


¿Qué hacer cuando no sabes qué hacer? 
¿Qué hacer cuando odias el mes en el que vives? 
¿Qué hacer cuando nadie te deja las cosas claras?
¿Qué hacer cuando no sabes a quién creer?
¿Qué hacer cuando crees a quien no sabes?
¿Qué hacer cuando quién te da la vida no quiere vivir?

dissabte, 14 de desembre del 2013

Ella es triste.


Y joder si lo es. ¿Que sería si no fuera de su tristeza? Ella es una persona triste. ¿Y qué más da? Hay gente que la quiere así. Con su tristeza, con sus bajones, con sus ojos apagados, y sus labios rojos. Con su pelo cortado improvisadamente y su flequillo de visera. 

Pero ella no lo ve. Se siente sola. Siente que en cualquier momento todos la abandonarán. SE refugia entre flores poesía y café porque entre esos tres elementos se siente realizada. No por nada más. Sí, seguramente le gustan. Seguramente sean sus tres cosas favoritas en este mundo, pero solo los usa de escudo. Igual que los libros, igual que las películas. Utiliza las cosas por dejar de pensar. 

'A veces va bien dejar de pensar.' le dijeron a ella, un día. 

Se siente bien hablando con gente como ella, no se siente tan sola. Se siente bien escuchando a gente que habla, no siente que lo hace en vano. 
Lo siente si a veces no oye algo a la primera, simplemente se le va la cabeza. Y piensa durante largos segundos en algo que se ha dicho antes de dejar de escuchar. Escucha canciones tristes, hace fotos tristes, baila triste, lee triste, ve todo lo triste y contempla el frío. 
A veces se congela pero a ella le da igual. 
'Me encanta el frío. Es tan parecido a la muerte.'
Siente. Es una persona sensible. Frágil en realidad. Y sí, a veces va de dura. Intenta ir de dura. 
Tiene amigas, claro que las tiene, y las quiere. Mucho. Mucho. Las aprecia. También mucho. Pero eh, no sé, no confía en ellas. No por nada, simplemente no quiere hacer que lo pasen mal. 
Y antes confiaba en gente que no conocía. Confiaba en desconocidos con preocupaciones. con los mismos miedos que ella. Ahora ya no. Pasa de eso. Pasa de hacer que la gente cargue más problemas de los que ya. Pero eh, aún así, ella está dispuesta a escuchar.
Ella, pero se ha dado cuenta de que si sigue así, perderá a todo el mundo. Y eso la aterroriza. Dios, no hay nada en este mundo que la asuste más que quedarse sola. 

¿Y si todos me abandonan? ¿Y si no tengo a nadie con quien reír? ¿Y si no tengo a nadie con quien soñar? ¿Y si no tengo a nadie con quien hablar por teléfono? Creo que me suicidaría si no tuviera a nadie, oh claro que sí. Claro que lo haría.

Hay sábados por la tarde en los que siente que no vale para nada. No vale ni para escribir, ni para dibujar, ni para vestir, ni para pensar, ni para revolucionar, ni para querer, ni para nada. 
Y ese nada el duele. Duele más un nada que un nunca. Es.. jodido eso de vivir sin saber dónde llegarás. Es jodido eso de no saber a quién tienes de verdad y a quién no. 
Porque personas que dicen que estarán hay miles, pero de las que se quedan hay pocas. 
Que jodida es la vida, y que putas se las hizo pasar. 

diumenge, 8 de desembre del 2013

En una esquina llena de.

Sentada en su habitación, en una esquina llena de llantos, ella lloraba por gente que sonreía. 

Cada lágrima era un nombre, o una palabra o un momento. El tiempo la malgastaba a ella y ella intentaba no malgastarlo a él. ¿Para qué hacerlo si él lo haría igualmente? Su ánima se iba erosionando hasta quedar plana y lisa como la hoja que usaba para descargar su rabia. El invierno había llegado; antes de tiempo en su interior y tarde en su exterior. Y seguía allí. 

Sentada en su habitación, en una esquina llena de recuerdos, ella recordaba por gente que olvidaba. 

Su interior era del color más oscuro, y sus ojos del color más cálido; paradoja que su mirada fuera la más fría. Era cómo un diamante rallado por un cristal. Tenía una sonrisa que parecía luz cuando dentro suyo solo había negrura. Era una persona triste que estaba contenta a momentos. Giraba, giraba, como si el viento la llevara. Ella sólo quería ser o aparentar ser feliz. Pero ella seguía allí.

Apoyada en su habitación, en una esquina llena de suspiros, ella suspiraba pidiendo ayuda a gente que oía pero no sentía. 

Esperando a que viniera esa mano que prometió tiempo atrás sujetarla cuando fuera a caer. Esperaba en vano, y ella lo sabía. Pero él le dijo que tuviera esperanzas, que las pusiera todas en él. Que a diferencia de otros no se iría, que él permanecería junto a sus sonrisas o lágrimas, que le daba igual si era una persona triste, o si estaba a veces contenta, que el la quería siendo como era. Y sí, ella esperaba en vano. Y sí, ella lo sabía. Pero aún así, seguía allí. 

Escondida en su habitación, en una esquina llena de desesperación, esperando a que volviera quién hacía tiempo que se había ido. 

No volvería y lo tenía presente. Pero aún recordaba el baile, las pisadas, las risas y su sonido. Los suspiros llenos de rosa, sus flores, sus abrazos y sus ayudas. Sus consejos que aún se repetía cuando se sentía sola, sus 'te quiero' que recordaba cuando no tenía a nadie. 

Poco a poco se iba pudriendo, por dentro. 
Nada florido, todo marchito.
Nada de rosas, todo ramas secas. 
Nada de lluvia, todo seco. 
Nada de luz, todo oscuro. 
Nada de vivo, todo de muerto.

diumenge, 1 de desembre del 2013

Colibrí.

Ese 18 de enero.

Que sí, que ha pasado mucho tiempo. 
Que sí que ya es más que humo. 
Que sí que ya debería olvidar datas. 
Que ya lo sé, que solo consigo hacerme daño. 
Pero me da igual. Estoy acostumbrada. 

Miles de canciones, alguna que otra carta, sueños, promesas, frases marcadas a fuego, datas, olvidos, lágrimas, risas, horas, noches, días, mañanas, buenos días, textos, sonrisas, más sonrisas, impotencia, bailes, más canciones, más películas, más noches y más tardes. Pizzas, bromas, risas, felicidad... Mucha felicidad.

Por lo menos él me hace ver que existo, me da una mínima importancia, de vez en cuando me tiene en cuenta. A veces me siento escuchada, quizás comprendida, a veces tengo con quién hablar, con quién reír, o quizás llorar.
Pero él eso no lo ve. No ve que hace mi vida un poco mucho mejor. Y me paro a pensar y digo; joder, la de veces que la hubiera cagado si no hubiera sido por él. La de veces que hubiera caído si no hubiera estado allí. Ese alguien que te complementa, ese alguien que hace del peor mes del año algo ansiado.

Maldito el pequeño colibrí capaz de mover montañas y cambiar opiniones.

Cumplió muchos de mis sueños inconscientemente. A su lado me siento pequeña, a su lado sé cómo seguir. Es la persona que más 'no sé' ha oído nunca, es la persona que mejores consejos me ha dado. Creo que es de las dos personas que más me ha soportado.

Y juro que no sé cómo darle las gracias por haber aparecido en mi vida, por la telepatía a primer follow que tuvimos, por  lo mucho que significa para mi y por lo mucho que me ha querido. Y es impotencia, pura impotencia no poder decirle todo esto a él directamente.

Vivo con la esperanza de que lo lea algún día. De que cumpla sus promesas. De poder abrazarle. De no sé. Realmente... Gracias, David,  por ser mi amigo e intentar conocerme

 Y ojalá todas encontréis un amigo cómo él.


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