dimecres, 14 d’agost del 2013

30012013J.

'¿Y qué más da? ¿A quién le importa si vivo o muero? Si ya nunca nadie se preocupa por mi.' pensaba entonces. Cuchilla en mano, lágrimas en mis mejillas.
'Eh, no te asustes, eso ya lo has hecho antes.' decía la voz que nunca me abandona, 'simplemente esta vez tienes que presionar más.'
Y mi cabeza no tenía cosas más importantes que hacer que twittearlo.
'Déjate de tonterías y termina ya con todo.' me dijo una vez más.
De repente, quise despedirme. Quise despedirme de esas personas que siempre quisieron verme feliz, hacerme sonreír y hacer cómo si la vida fuera de color rosa. Les agradecía su inocencia. Simplemente me hacían ver más abstracta la realidad.
'Puedes, puedes, puedes, puedes...' repetía.

Y entonces apareció él. Con un simple mensaje que decía: ''No soy quién para meterme pero...'' ¿Qué quiere este ahora? Pensé.
Me educaron para ser amable con la gente así que respondí por simple cortesía. Nunca había hablado con aquél desconocido. Ni siquiera sabía del cierto si era chico o chica.
'En serio, no estoy por tonterías.' pensé. 'Siempre me ha gustado desahogarme, pero, ¿con un desconocido? ¿Y que representa que le tengo que contar?'
Dejé de pensar. Dejé el pequeño trozo de metal en la mesita de noche. Dejé que mis lágrimas cayeran por mis mejillas. Hacía frío. Ni mis dos jerséis podían descongelar el hielo de mis entrañas.
De repente, los dedos se movían solos. Escribir. 140 letras. Enviar. Escribir. Enviar. Escribir. Enviar. Escribir. Enviar. Creo que nunca había contado tanto a alguien. ¿Y por qué a un desconocido? Seguro que él no me juzgaría. Ni siquiera sabía mi nombre.
El hecho de que no te pregunten el nombre ni que te pasa, el hecho de que sólo te den motivos para seguir adelante. Motivos que para ti no son válidos, pero analizados valen la pena.
Y así pasó el tiempo. Hablando de sufrimiento guardado demasiado tiempo.

Un desconocido que pasó a ser lo único que tengo. El único que me ayuda. El único que intenta entenderme.
Y es que cuando el dolor se acumula en el alma, acaba perforándola y dejando ir ese negro sentimiento poco a poco.

Cojines de pluma, rímel en las mejillas, uñas marcadas en la palma de la mano. Un desconocido. Preocupación. Una mañana.

La mañana del 30.

1 comentari:

  1. Es demasiado. Me identifico en gran parte. Es perfecto. Enhorabuena escribes con el alma y piensas con el corazón.

    ResponElimina

Seguidors