Pues a mi, sinceramente, que el último día del año llegue alguien anónimo que fijo que es jodidamente genial y me regale un ensayo hecho pensando en mi, pues... me hace acabar el 2013 entre lágrimas de emoción y enamoramiento entre líneas.
Ensayo a unos labios de limón.
La
luz tenue del atardecer le ilumina media cara. Los árboles bailan al
ritmo del viento y se oye la música del río de lejos. Ella sonríe,
mirándolo todo y contándome alocados planes de futuro juntos. Mi
mirada perfila su cara, su nariz puntiaguda, sus ojos oscuros y
reflexivos, su melena agitada por la brisa. Ella habla y gesticula
muy emocionada por todo lo que cuenta, se levanta y me enseña unos
pasos nuevos de baile, me hace una reverencia al terminar y no puedo
evitar reírme un poco. La fotografío mientras da vueltas debajo del
sauce. Se va. Vuelve con su sonrisa pícara y un ramo de flores en la
mano. Se estira a mi lado y miramos las nubes rojas que se mueven
deprisa. Yo la miro. Podría estar horas así, sintiendo el cálido
contacto de su mano en mi brazo, oyendo los acordes de sus ojos y las
harmonías de su pelo, mirando las nubes.
Ella
a lápiz, ella a acuarela, ella a palabras, ella a versos, ella a
acordes. Y me vienen a la cabeza las últimas líneas que escribí
para ella, y como encajan con el ahora y aquí:
“Color
dorado, luz de tarde de primavera. Tarde de árboles que bailan al
ritmo del viento. Tarde de ríos corriendo sin prisa, de pájaros que
entonan melodías. De ti como respuesta. De ti como todo; como sol,
como cielo azul, como buen tiempo. Como sonrisa, como emoción. Como
otra sonrisa, una de curiosa. O desafiante, insinuadora. Como mirada
profunda y observadora. O simplemente, sincera. Solo esta última me
confunde. Color
miel; color de magia; color de vida. Color de ti.”
F.
Puto genio.
ResponEliminael anónimo que lo ha escrito, dios.
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